Cada vez que se habla del grafitti surge inevitablemente una cuestión: ¿es arte o vandalismo?.

Por el contrario, el graffiti a la tradición neoyorquina, una cultura creada en el metro de Nueva York entre 1971 y 1973, sobrevive hasta el día de hoy. El esquema neoyorquino ofrecía un nuevo terreno de juego extremadamente atractivo, una verdadera aventura urbana: los túneles y cocheras del metro.
Madrid logró aportar a la cultura global del graffitti sobre trenes una marca propia, y con el correr del tiempo se ha convertido es una táctica que se practica en todo el mundo, denominado el El Palancazo madrileño. Javier Abarca, artista e investigador español que publica Urbanario, una colección de artículos sobre arte urbano, explica qué es el Palancazo así:
"En el andén de una estación, un grupo de escritores acciona la palanca de emergencia de un convoy en servicio y lo secuestra literalmente durante los escasos minutos que toma cubrir de pintura uno o más vagones, mientras los trabajadores y vigilantes, estupefactos, se ven obligados a observarlo todo, impotentes ante la superioridad numérica de los escritores".

Así se ha generado una serie de relaciones entre graffiteros, comerciantes y vecinos del barrio de Malasaña. Por ejemplo, el 6 de febrero de 2011 por la iniciativa del periódico “Somos Malasaña” y el colectivo barcelonés “Persianas Libres”, más de cien artistas internacionales pintaron los comercios del barrio de Malasaña.
Dani es propietario de dos locales situados en la calle La Palma.
Una expresión de arte urbano para algunos; una ocupación ligada estrechamente al vandalismo para otros. Solamente el tiempo podrá determinar cual es el verdadero rol de esta actividad. Pero lo cierto es que, más allá de los diferentes puntos de vista, se puede decir que el graffiti o las intervenciones callejeras realizadas por graffiteros contribuyen a la construcción y la definición de la imagen pública de la ciudad, subrayando o alterando su imagen tradicional.
Para finalizar os propongo escuchar una entrevista con dos grafiteros madrileños: Piwi y Liras. Nos cuentan qué es el graffiti y qué significado tiene para sus autores.