31 ene 2012

Graffiti madrileño: convivencia urbana

En los últimos años se ha incrementado significativamente la cantidad de graffitis en Madrid. Al caminar por Malasaña, uno de los barrios madrileños, es imposible ignorar la abundancia de pintadas de todo tipo. Algunas llaman notablemetne la atención por su originalidad y vivacidad. Pero otras muestran un escaso contenido informativo, están plasmadas casi siempre en paredes "ajenas" y espacios urbanos, y se repiten hasta la saciedad.

Cada vez que se habla del grafitti surge inevitablemente una cuestión: ¿es arte o vandalismo?.




Los primeros grafittis en la capital española aparecieron a principios de los ochenta. La vida del graffiti autóctono madrileño o graffiti flechero, liderado por el pionero Muelle, fue breve. Este movimiento se desarrolló de forma independiente. Su lenguaje formal estaba centrado en la firma, concebida como un logotipo que se repite siempre con idéntica forma.

Por el contrario, el graffiti a la tradición neoyorquina, una cultura creada en el metro de Nueva York entre 1971 y 1973, sobrevive hasta el día de hoy. El esquema neoyorquino ofrecía un nuevo terreno de juego extremadamente atractivo, una verdadera aventura urbana: los túneles y cocheras del metro.

Madrid logró aportar a la cultura global del graffitti sobre trenes una marca propia, y con el correr del tiempo se ha convertido es una táctica que se practica en todo el mundo, denominado el El Palancazo madrileño. Javier Abarca, artista e investigador español que publica Urbanario, una colección de artículos sobre arte urbano, explica qué es el Palancazo así:

"En el andén de una estación, un grupo de escritores acciona la palanca de emergencia de un convoy en servicio y lo secuestra literalmente durante los escasos minutos que toma cubrir de pintura uno o más vagones, mientras los trabajadores y vigilantes, estupefactos, se ven obligados a observarlo todo, impotentes ante la superioridad numérica de los escritores".


Muchos de los vecinos que paseaban por las calles del centro se quejaban de que en el barrio aparecieran pintadas en las puertas de residencias privadas o también en edificios públicos. Y a muchos propietarios de los locales de la zona tampoco les gustaba encontrar sus entradas y fachadas llenas de firmas incívicas. Por eso, algunos optaron por la fórmula del "si no puedes con tu enemigo, únete a él" y contrataron a grafiteros para evitar nuevas pintadas.

 
 Así se ha generado una serie de relaciones entre graffiteros, comerciantes y vecinos del barrio de Malasaña. Por ejemplo, el 6 de febrero de 2011 por la iniciativa del periódico “Somos Malasaña” y el colectivo barcelonés “Persianas Libres”, más de cien artistas internacionales pintaron los comercios del barrio de Malasaña.



Dani es propietario de dos locales situados en la calle La Palma.

Una expresión de arte urbano para algunos; una ocupación ligada estrechamente al vandalismo para otros. Solamente el tiempo podrá determinar cual es el verdadero rol de esta actividad. Pero lo cierto es que, más allá de los diferentes puntos de vista, se puede decir que el graffiti o las intervenciones callejeras realizadas por graffiteros contribuyen a la construcción y la definición de la imagen pública de la ciudad, subrayando o alterando su imagen tradicional.

Para finalizar os propongo escuchar una entrevista con dos grafiteros madrileños: Piwi y Liras. Nos cuentan qué es el graffiti y qué significado tiene para sus autores.


Ir a descargar

18 ene 2012

Las pintadas de la revolución


El año pasado fue lleno de eventos políticos. Los más importantes de ellos se reunen bajo el nombre de así llamada primavera árabe. Las expresiones populares de protesta se quedaron reflejadas en las calles y los espacios públicos.

“Las pintadas de la revolución. Política y creación ciudadana” es un proyecto ideado y desarrollado por Casa Árabe de Madrid reúne más de un centenar de imágenes obtenidas en las calles de distintas ciudades de países árabes. Esta exposición ha sido posible gracias a la colaboración de muchas personas (blogueros, artistas, fotógrafos, investigadores, etc.) que han cedido sus fotografías o han contribuido a que todo este material gráfico pueda estar reunido en esta exposición.

"Estas pintadas, que recogen el momento álgido de la rebelión, no deben entenderse como algo que ya haya ocurrido, como un pasado reciente, sino como una de las etapas de un largo camino que sigue afrontando dificultades y grandes resistencias para transformar la naturaleza del poder establecido durante décadas. La revolución está viva y sigue haciendo hablar hasta a las paredes", - Gema Martín Muñoz, directora general de Casa Arabe.





Podrá verse hasta el 26 de febrero y podrá visitarse en horario de lunes a sábado de 11:00 a 15:00 y de 16:00 a 19:30 horas, domingos y festivos de 11:00 a 15:00 horas. 

Sede de Casa Arabe: c/ Alcalá, 62 
Sitio web: www.casaarabe.es